martes, 25 de diciembre de 2007

Voyage to...


Navidades. Y los refugios antiaéreos cerrados.
Definitivamente no es mi época del año preferida.

Doy vueltas. Todos los días. Salgo a la calle tosiendo y con casi seiscientas canciones en el bolsillo de la chaqueta. Con billetes de viaje cancelados; billetes de viaje que han perdido la anotación de destino. Invalidados, quién sabe, por razones celestes o sulfúreas. Pero de un tiempo a esta parte sueño con viajes que hice, como dice la canción, en otro tiempo, en otro lugar. Tengo alguna dificultad para dar con el lugar o lugares a los que me dirigía, pero recuerdo los viajes, las ventanillas de autobuses y trenes extendidos en la noche hacia algún sitio inexacto; tal vez era lo menos importante. Se trataba de carreteras silenciadas siguiendo una cadencia concreta y uniforme. Es ahí donde estaba la calma; en cierto modo, la belleza. Pero ocurre lo mismo que con las imágenes a través de la ventanilla: las he perdido en un ritmo que no podría definir... se me han quedado atrás. Pies que llevan al mismo sitio. Vistas desde lo alto de los edificios. Ahora mis viajes están sólo aquí.

Casi perdido. La ciudad se pierde en mi cabeza y yo pierdo las páginas de los libros y los nombres de las calles. Pierdo las postales que no voy a recibir y las cartas en sobres apaisados. Pierdo los puntos de vista que guardé para estos casos; las ganas que nunca he tenido de llamar por teléfono, los diez céntimos sueltos para pagar un café sin molestias; las pastillas y la llave del estuche que no solía cerrar. Los lápices afilados, el rastro de las farolas que se persiguen, las ganas de agradar, los sombreros, la paciencia. Los mapas del suburbano y las nociones de Venecia. Pierdo una pila pequeña y, a veces -muy pocas-, también los miedos. Todo como un movimiento pequeño y cadencioso. Como adentrándose en carreteras o raíles en bruma.


lunes, 3 de diciembre de 2007

Más Bierce. Lexicografía política.

Me hablaban de política. De todos los bandos y colores; de verdad, de todos. En la facultad, en los bares, en las bodas, manifestaciones, bibliotecas y en las elecciones que tragué como presidente de mesa viendo a los diferentes gerifaltes del partido A/B/C servidos por los caterings más caros de la ciudad. Creo que, afortunadamente, unos y otros, ya desistieron de afiliarme. Mi opinión acerca de los grupos y la política en este país no aporta mucho a aquel que no se lleve bien con los antidepresivos médicos.

Para bien o para mal, la curiosidad histórica (esa gran desconocida para la mayoría de nuestra fauna política) y las lecturas tardías me han llevado a la desestimación categórica del charlatanerío, de las siglas y las filiaciones ad aeternum. Igual me ocurre con las disciplinas de partido. Debe ser cosa de tener como compañeros de nocturnidad y tertulia a Baudelaire y al Diablo. Especial gusto por la individualidad. Llámenlo, si les disgusta lo anterior, egocentrismo.


Hablaba el pasado mes del disfrute que me ocasiona la lectura de El Diccionario del Diablo, de Ambrose Bierce. Si me lo permiten les dejaré algunas acepciones cuanto menos curiosas o dignas de mentar.

No me malentiendan; nunca falto a una votación.
O casi.

ADHERENCIA: s. Cierta propiedad de la mano humana en sus relaciones con la moneda corriente. Alcanza máximo desarrollo en las manos de la autoridad, y es considerada un elemento útil para hacer la carrera política.

ALIANZA, s. En política internacional , la unión de dos ladrones, cada uno de los cuales tiene sus manos tan profundamente metidas en el bolsillo del otro que les resulta imposible robar por separado a un tercero.

CAMPAÑA ELECTORAL, s. Proceso que se cumple parándose sobre una plataforma y proclamando que Smith es un genio y Jones un gusano.

CULPABLE, adj. El otro tipo

DEMAGOGO, s. Adversario político.

ELECTO, p.p. irreg. adj. Elegido para hacerse cargo de un único deber y cien subordinados.

ELECTOR, s. Persona que goza del sagrado privilegio de votar por el candidato que eligieron otros.

PATRIOTISMO, s. Basura combustible siempre dispuesta para que la incendie la antorcha de cualquier ambicioso que quiera iluminar su propio nombre.

POLÍTICA, s. Medio de vida castigado por el sector más degradado de nuestra clase criminal.

POLÍTICA, s. Lucha de intereses enmascarada como enfrentamiento de principios. conducción de los asuntos públicos en busca de ventajas personales.

PRESIDENCIA, s. El cerdo engrasado en el campo de juego de la política.

PRESIDENTE, s. Jefe temporal, elegido por los líderes de un partido de bandidos políticos con el propósito de dividirse el botín entre todos.

PÚBLICO, s. Factor desdeñable en los problemas de legislación.

RADICALISMO, s. El conservadurismo de mañana inyectado en la política de hoy.

REBELDE, adj. El que propone un nuevo gobierno que no puede imponer.

RECUENTO DE VOTOS, s. En política, oportunidad de volver a echar los dados, de la que se acuerda el jugador contra el que los dados fueron cargados.

REFERÉNDUM, s. Sistema por el que se propone al voto popular un proyecto de ley, con el fin de averiguar qué significa la oposición pública.

REFORMA, s. Disfraz de campaña que se deja de lado una vez que cumplió su objetivo.

REFORMA, s. Algo que casi siempresatisface a los reformistas que se oponen a una nueva forma.

REPUBLICANO, adj. Sistema de gobierno en que la justicia e igual para todo el que pueda permitirse el lujo de pagarla.

SOBORNO, s. Lo que permite a un legislador vivir de su sueldo sin verse obligado a cometer economías deshonestas.

TIMAR, v tr. Decirle al pueblo soberano que si uno es elegido no robará.

ULTIMÁTUM, s. En diplomacia, una última exigencia antes de recurrir a las concesiones.
Bierce, Ambrose. El Diccionario del Diablo.
Publicado por El Club Diógenes. Valdemar.


jueves, 29 de noviembre de 2007

Cinco canciones (y V)

Aquí está la quinta. Para quien no lo recuerde, en septiembre me propuse marcar cinco canciones; cinco canciones para una mañana cualquiera. No iban a ser las mejores ni iban a ser sometidas a una concienzuda criba. Simplemente se trata de cinco canciones que hubiese grabado tal vez en una cinta hace años... No lo sé, tal vez cinco canciones que hubiese puesto cualquier día en el reproductor mientras me preparaba para irme a trabajar, para dar una vuelta, para tirarlo todo por la borda o para vete a saber qué...



Antes escribía canciones.

Creo que, durante un tiempo, fue lo único que hice bien. Agarré una guitarra y todos los papeles que no había empleado en tomar nota de las lecciones del colegio y empecé. Lo hice realmente mal durante mucho tiempo... pero luego, algunos años más tarde, escribí algunas; no sé cuántas, pero eran canciones.


Pero no hablábamos de eso.

Quinta canción: No me voy a meter en obviedades. No se trata de una canción desconocida ni de ningún descubrimiento sesudo. Es Rock. Es para muchos una de las mejores canciones de la historia; para mi también. No voy a descubrir la pólvora esta noche. Sólo la dejaré sonar todas las veces que me apetezca.


Iba al colegio, con la cartera al hombro y un walkman del que no me separé en muchos años y que transmitía a mi cabeza inmensas melodías eléctricas. Es cierto que no tenía muchas más cosas en la mente; ni estudios ni carrera o planteamientos laborables futuribles. Ese espacio, supongo, estaba ocupado por discos que había ido rapiñando de colecciones ajenas. Aquellas letras en mi cabeza eran completamente diferentes a lo que cada uno de nosotros tenía en su libro sobre el pupitre. Tal vez de ahí vino el miedo, el miedo de hacer, leer o pensar lo que todos a mi alrededor estaban haciendo, leyendo o pensando. Y aquellos tipos de los discos hablaban de salir disparados antes de verse a ellos mismos como juraron no verse jamás. Aquellas canciones hablaban de todo aquello y eran la estela de polvo en la carretera, de quien no había querido quedarse a esperar, de quien decidió que no había tanto que perder.

Uno de aquellas voces que salían de mis cintas era y seguiría siendo la del autor de esta canción. Las canciones de el jefe se convirtió en la referencia, en imprescindible en mi equipaje mental; quizá no era lo más común para alguien de mi edad. Thunder Road ya llevaba algunos años escrita cuando yo nací. Nick Hornby dice que probablemente fue la canción que le llevó a convertirse en escritor, y que, de algún modo, la canción ha pasado a pertenecerle, la ha hecho de su propiedad... Entiendo bien a que se refiere. He ahí esa estela de polvo en la carretera de la que hablaba. Es escribir canciones como esa lo que hace alejarse de la ciudad a toda velocidad, como el ruido de motores de los coches, y nos tatúa a fuego el nacido para correr; no para huir sino para ser uno para no ser cualquier otro, cualquiera entre el resto de la gente.


Tengo un fragmento de El Jinete Polaco, de Muñoz Molina acorralado por un marcapáginas que alguien me debió regalar hace tiempo.

Pero yo he querido ser así, te lo juro, estaba envenenado de palabras, he seguido estándolo mucho después de que terminara mi adolescencia, he creído que amaba el nomadismo y la soledad porque eran palabras prestigiosas, adornadas por las mayúsculas de la literatura. Lo único cierto entre tanta mentira que me he contado era el miedo a permanecer, a que me envolvieran los hilos de la dependencia y la costumbre, el veneno letal de los hábitos diarios, el amor, los bares, el trabajo, la complacencia en la repetición, segregando una baba que se vuelve sólida al contacto del aire, que lo recluye a uno en su casa y en el número creciente de sus objetos, sus muebles, sus electrodomésticos, sus hijos o sus animales de compañía y lo acaba atando no porque uno haya elegido sino porque ha ido perdiendo sin saberlo toda posibilidad de elección.


Hace unos días limpiaba con un paño una de las guitarras que andan por casa. No sé cuánto tiempo llevo sin tocar, pero parecen tantos años que me asusta. Suelo tener algún disco puesto. Hay de fondo sonidos que no me dejan centrar del todo la mente en algo que intenta abrirse paso.


Aquí está. La quinta canción.


Llamadme poco original. Me importa una mierda.



The screen door slams Mary's dress waves

Like a vision she dances across the porch as the radio plays

Roy Orbison singing for the lonely

Hey that's me and I want you only

Don't turn me home again

I just can't face myself alone again

Don't run back inside, darling you know just what I'm here for

So you're scared and you're thinking that maybe we ain't that young anymore

Show a little faith, there's magic in the night

You ain't a beauty, but hey you're alright

Oh and that's alright with me


You can hide 'neath your covers and study your pain

Make crosses from your lovers, throw roses in the rain

Waste your summer praying in vain for a saviour to rise from these streets

Well, I'm no hero, that's understood

All the redemption I can offer, girl, is beneath this dirty hood

With a chance to make it good somehow

Hey what else can we do now

Except roll down the window and let the wind blow back your hair

Well the night's bustin' open, these two lanes will take us anywhere

We got one last chance to make it real

To trade in these wings on some wheels

Climb in back, heaven's waiting down on the tracks


Oh oh come take my hand

Riding out tonight to case the promised land

Oh oh oh oh Thunder Road, oh Thunder Road, oh Thunder Road

Lying out there like a killer in the sun

Hey I know it's late, we can make it if we run

Oh oh oh oh Thunder Road, sit tight, take hold, Thunder Road


Well I got this guitar and I learned how to make it talk

And my car's out back if you're ready to take that long walk

From your front porch to my front seat

The door's open but the ride it ain't free

And I know you're lonely for words that I ain't spoken

Tonight we'll be free, all the promises will be broken

There were ghosts in the eyes of all the boys you sent away

They haunt this dusty beach road in the skeleton frames of burned-out Chevrolets

They scream your name at night in the street

Your graduation gown lies in rags at their feet

And in the lonely cool before dawn

You hear their engines roaring on

But when you get to the porch they're gone on the wind,
so Mary climb in

It's a town full of losers and I'm pulling out of here to win

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Placer y Dolor

Cualquier otro no hubiese sido válido. Fue ése el momento exacto; la hora, las nubes, el día y la lluvia perfecta. Visitar París resultaba toda una responsabilidad para mi y Père Lachaise era una de mis dos únicas plazas no negociables. La primera hora de la mañana trajo consigo una lluvia fina y dispersa, brillante sobre los tonos grisáceos del cielo y la piedra. Entre árboles que asoman encrespadas y pronunciadísimas raíces que se elevan y caen violentamente, el Monument aux Morts desvía los pasos sin predeterminar hacia la tumba de Chopin, inconcebible ahora en cualquier otro sitio. Entre trozos despiertos o arrancados de otros sepulcros sin nombres o filiación ya ninguna, parece marcar los tempos de todo el camino. Los pies, las manos, la espalda; todo continua su movimiento; y hay una impresión de estar caminando por el borde de delgadas láminas de vidrio, evitando cualquier intervención que pueda hacerlas estallar en un ruido ensordecedor.

La belleza de los cementerios siempre me ha atraído. Tiene cierta argumentación lógica: La Belleza y la condición de lo sublime sobresaliendo a partir de algo tan descorazonadamente democrático como la muerte.

Jardín de columnas celestes, los sepulcros de Georges Rodenbach, Victor Noir, Théodore Gericault... Todos elevan los paisajes pétreos al cielo, al que hoy tiñen con sus tonos. Sobre la tumba de Oscar Wilde, infinidad de besos inenarrablente apasionados. Oscar Wilde, junto con Barbey d'Aurevilly y Charles Baudelaire, fue uno de los máximos representantes del dandysmo en el Siglo XIX. El dandy sobresale, provoca, asume como única realidad su propio yo a diferencia de todos; su yo a despecho de todos, que señalaría Sartre al hablar de Baudelaire; la genialidad sobre la mediocridad, la elegancia sobre la vulgaridad, la belleza, provenga ésta del cielo o del más profundo infierno, en las aristas invisibles para la multitud.

Ahí tienes -digo- la razón de los besos. Su muerte no podía ser una muerte más; Por eso los labios vienen a alzar, cada día, la belleza de este cuerpo que no buscó sino belleza. Las raíces del placer se intrincan en las del dolor abriéndose paso en un baile desgarrado. Besos que vienen a arrancar del resto, de todos los demás, a esta figura mediante uniones carnales que desafían orgullosas las reglas y los dictados universales del cielo o el infierno.

Un día nació en su alma el deseo de esculpir la estatua de El Placer que dura un instante. Y se fue por el mundo en busca de bronce, porque no podía contemplar sus obras más que en bronce. Pero el bronce había desaparecido del mundo entero y en ninguna parte de la Tierra podía encontrarse, salvo el bronce empleado en la estatua de El Dolor que se sufre toda la vida. Y era precisamente él mismo quien con sus propias manos había modelado esa estatua, colocándola en la tumba del único ser al que amó en su vida.

Erigió, pues, en la tumba de aquella mujer fallecida aquella estatua que era creación suya, para que fuese como señal del amor del hombre que es inmortal, y como símbolo del dolor humano que se sufre durante toda la vida.Y en el mundo entero no había mas bronce que el de esa estatua. Cogió entonces la estatua que había creado antaño, la metió en un gran horno y la entregó al fuego.

Y con el bronce de la estatua de El Dolor que se sufre toda la vida cinceló la estatua de El Placer que dura un instante.

Oscar Wilde - El Artista
Poemas en prosa



miércoles, 7 de noviembre de 2007

Lexicografía. Ases

Debe ser por las manías que pasean en desfile por mi espalda; o porque me volví tan sumamente cauteloso de quien me rodea que selecciono hasta el extremo con quien cruzo una palabra. Debe ser por eso, que entro en una librería maldiciendo las palabras que me llevo repitiendo años y salgo llevando en la mano El Diccionario del Diablo, de Ambrose Bierce. Puestos a escoger un interlocutor, es mejor ir a las claras. No cabe duda de que el Diablo es un contertulio sagaz al tiempo que hábil; rara vez con él las conversación o las palabras son vanas, pero, igualmente, es necesario usar las exactas.

Ambrose Bierce (1842-¿1914?) atraviesa con una mirada afilada a cuchillo cada uno de los aspectos de la realidad y opta por inyectar a las palabras, a través de la finísima aguja de la ironía, su verdadero significado. Como si se tratase de los espejos cóncavos y convexos del callejón del gato, Bierce deforma la semántica del vocabulario para mostrar la realidad tal cual es ahora; para mostrar las metamorfosis de las ideas que han quedado cubiertas por un uso en igual modo pretendido que olvidado, o manoseado a discreción. Bierce coge prestados los ojos del diablo, los mismos tal vez que mostrará en algunas de sus historias (la escritura de Bierce es heredera directa de Poe, y fundamental para otras posteriores como la de Lovecraft) y, al igual que el Diablo, entre el humor y el dolor, se recrea y se estremece ante la visión que su propia mirada le ofrecen. La ironía le mueve desde el regocijo despiadado hasta la conciencia cruda y sangrante.

A finales de 1913 Bierce pasea por los campos de batalla donde descansaron los cadáveres y las atrocidades de su juventud; poco más tarde cruza la frontera con México, entonces en plena revolución; el día de Nochebuena de ese mismo año envió un par de telegramas y nunca se volvió a saber de él. ¿Había dejado de hablar aquella lengua definitivamente, para salir en busca de las expresiones iniciales, los lenguajes primigenios del hombre?


Quedan pocas palabras en el bolsillo. Dejo algunos Ases.

  • AUSENTE, adj. Expuesto a los ataques de amigos y conocidos; difamado; calumniado.
  • ABDICACIÓN, s. Acción de entregar una corona a cambio de una cogulla, con el fin de dedicarse a coleccionar tibias y uñas de santos. Renuncia voluntaria a lo que ya fue quitado por la fuerza. Legado de un trono, con el propósito de saborear el malestar de un sucesor. Por todas estas definiciones estamos en deuda con la historia española.
  • ABSTEMIO, adj. Persona débil que sucumbe ante la tentación de negarse a un placer. Abstemio total es quien se abstiene de todo, salvo de la abstención, y especialmente de no entrometerse en los asuntos ajenos.
  • ALIANZA, s. En política internacional, la unión de dos ladrones, cada uno de los cuales tiene sus manos tan profundamente metidas en el bolsillo del otro que les resulta imposible robar por separado a un tercero.
  • AÑO, s. Un periodo de trescientas sesenta y cinco decepciones.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Cinco canciones (IV)

Fue cosa del Doctor. Él fue el primero en dejarme uno de sus discos. Durante algún tiempo estuve haciendo de su colección mi fonoteca personal. El Doctor me fue abasteciendo de novedades y reliquias que iban desde Leadbelly y Tim Buckley a las distorsionadas versiones de los Black Crowes y Television, o de pequeñas perfecciones de relojería firmadas por Nick Drake. Cuando pasaba, con bastante más retraso del que permite ningún servicio bibliotecario, a devolver el material secuestrado a su legítimo dueño, sosteníamos alguna tertulia acerca de las impresiones que suscitaba el disco en cuestión, mezclándolo todo con el anecdotario general del rock y cosas así... Pero aquella tarde llegué con ojeras y sin muchas ganas de hablar... lo único que hice fue dejar sobre la mesa su edición del Blue Valentines de Tom Waits.

Y al volver a casa aquella voz seguía allí; como el cuervo sobre el busto de Poe. La voz todavía andaba en las paredes, en los vasos... como una conciencia arenosa que, lentamente, iba revelando las respuestas no pedidas, los olvidos no olvidados...


Ese fue mi primer encuentro con Tom Waits. Después de muchos años, sigue por aquí esa voz aun deslizándose y raspando el aire. Y, de algún modo, se hizo imprescindible desde aquel primer encuentro en una versión del Somewhere de West Side Story. Hoy no me voy a meter en biografías ni mitomanías; esta noche no. Sólo dejo una canción. Y esta es para mi. Ésta es mía... sin dedicatorias ni mensajes. Simplemente es uno de mis refugios, y, a estas alturas, uno ya guarda pocas cosas en los bolsillos...

Ol' '55 es el primer corte del álbum de debut de Tom Waits, "Closing Time".


Va en serio. Sólo os la presto.




Well my time went so quickly, I went lickety-splickly out to my old 55
As I drove away slowly, feeling so holy, God knows, I was feeling alive.

Now the suns coming up, Im riding with Lady Luck, freeway cars and trucks,
Stars beginning to fade, and I lead the parade
Just a-wishing Id stayed a little longer,
Oh, Lord, let me tell you that the feelings getting stronger.

And its six in the morning, gave me no warning; I had to be on my way.
Well theres trucks all a-passing me, and the lights are all flashing,
Im on my way home from your place.

And now the suns coming up, Im riding with Lady Luck, freeway cars and trucks,
Stars beginning to fade, and I lead the parade
Just a-wishing Id stayed a little longer,
Oh, Lord, let me tell you that the feelings getting stronger.

And my time went so quickly, I went lickety-splickly out to my old 55
As I pulled away slowly, feeling so holy, God knows, I was feeling alive.

Now the suns coming up, Im riding with Lady Luck,
Freeway cars and trucks,
freeway cars and trucks, freeway cars and trucks...

martes, 30 de octubre de 2007

En silencio

No sabe exactamente cuántas semanas van... Recuerda que iba a empezar un libro que ya ha terminado. El caso es que no volvió a poner el volumen del teléfono. Lo dejó en silencio. No tiene claro si fue que lo olvidó al despertar, o fue en otro momento tonto de la noche, mientras intentaba recordar una canción que se había ido apretando fuerte el acelerador, como una chica que no aguanta más las promesas que no llegan.

Gira la cabeza al notar una luz pequeña y azul cuando alguien llama. Llamadas que no emiten sonido ninguno. Se queda mirando un nombre, un número, un aviso en la pantalla hasta que cesa la luz muda. Retorno.

Se hice a la idea de que así era más fácil; O tal vez no se molestó en volver a ponerlo a funcionar. Tiene toneladas de llamadas perdidas y de broncas pendientes... El libro ahora es diferente, y por medio pasaron otros dos libros, cómics y recortes. El teléfono está ahí, delante, en silencio. Pero ahora da la impresión de ser todo; silencio todo. En silencio habitaciones y ventanas, mudos de holas, cómos, porqués y adioses varios;

Miro un rato más. Entonces me viene a la mente Carver, y uno de sus poemas que recuerdo a trozos. Aparto la vista y voy a la estantería tras el tomo; de pie, en el mismo sitio, voy buscando.


Leyendo

La vida de cada hombre es un misterio, como

la tuya o la mía. Imagina

un palacete con una ventana abierta

sobre el lago Génova. Allí, en la ventana,

los días cálidos y soleados, se ve a un hombre

tan enfrascado en su lectura que no levanta

la vista. Y si lo hace, marca la página

con el dedo, alza los ojos y cruza con la vista

el agua hasta Mont Blanc,

y más allá, hasta Selah, Washington,

donde está con una chica

y se emborracha por primera vez

Lo último que recuerda, antes

de perder el conocimiento, es que ella le escupe

Sigue bebiendo

y recibiendo escupitajos durante años.

Pero más de uno te diría

que el sufrimiento es bueno para el carácter.

Eres libre de creértelo o no.

En cualquier caso, el tipo vuelve

a su lectura y no se sentirá

culpable de que su madre

navegue a la deriva en su barca de tristeza,

ni piensa tampoco en los problemas

de sus hijos, que suceden y se suceden.

Tampoco intenta pensar

en la mujer de ojos claros a la que amó una vez

y desapareció en manos de la religión oriental.

Su dolor ya no tiene origen ni final.

Que se acerque alguien del palacete, o de Selah,

con algún tipo de parentesco con este hombre

que se sienta a leer todo el día junto a la ventana,

como el cuadro de un hombre leyendo.

Que se acerque el sol.

O que el propio hombre se acerque.

¿Qué demonios estará leyendo?

martes, 23 de octubre de 2007

Martha

Llevo un par de semanas con estas canciones en la cabeza. Y por aquí siguen. Las voces y las melodías, en ocasiones arraigan suaves en el cerebro, o en la espalda, como arboles a la busca de aguas profundas.


Escucho el disco homónimo de Martha Wainwright. Pista 3; Factory, para ser más concisos.

El álbum es de 2005, pero, como muchos otros discos, éste ha llegado a mis manos de forma inesperada y algo a contratiempo. Rufus Wainwright no es ningún desconocido para mi ni para cualquiera que esté medianamente informado de lo que va ocurriendo por los mundillos musicales; sus discos "Poses" y "Want Two" (más que "Want One" y el más reciente "Release the stars") fueron también sorpresas más que agradables. El disco de la hermana menor se aleja de los, a veces, excesos operísticos de los que Rufus hace gala, y deja un disco cuidado aunque desde una concepción sencilla de las melodías. Los arreglos de guitarras eléctricas son sutiles y las voces sinceras. Temas que se defienden en directo y suenan incluso mejor. Canciones bien hechas; tristes, y algunas sucias... pero bien hechas; sin pretensión de subirse al carro de supuestas modernidades susurrantes.

Y me gusta. Sabe soltar la voz en el momento exacto; como quien devuelve la respuesta perfecta ante un ataque mediocre.

La citada Factory probablemente es la pista que más repito; These Flowers me crea inquietud, y la versión del Dis, Quand Reviendras-tu? de Barbara me parece elegante, de buen gusto. El título del tema que dejo, Bloody Mother Fucking Asshole, creo que no necesitará un trabajo exhaustivo de traducción .





Poetry is no place for a heart that's a whore
And I'm young & I'm strong
But I feel old & tired
Overfired

And I've been poked & stoked
It's all smoke, there's no more fire
Only desire
For you, whoever you are
For you, whoever you are

You say my time here has been some sort of joke
That I've been messing around
Some sort of incubating period
For when I really come around
I'm cracking up
And you have no idea

No idea how it feels to be on your own
In your own home
with the fucking phone
And the mother of gloom
In your bedroom
Standing over your head
With her hand in your head
With her hand in your head

I will not pretend
I will not put on a smile
I will not say I'm all right for you
When all I wanted was to be good
To do everything in truth
To do everything in truth

Oh I wish I wish I wish I was born a man
So I could learn how to stand up for myself
Like those guys with guitars
I've been watching in bars
Who've been stamping their feet to a different beat
To a different beat
To a different beat

I will not pretend
I will not put on a smile
I will not say I'm all right for you
When all I wanted was to be good
To do everything in truth
To do everything in truth

You bloody mother fucking asshole
Oh you bloody mother fucking asshole
Oh you bloody mother fucking asshole
Oh you bloody mother fucking asshole
Oh you bloody mother fucking asshole
Oh you bloody...

I will not pretend
I will not put on a smile
I will not say I'm all right for you
For you, whoever you are
For you, whoever you are
For you, whoever you are

lunes, 22 de octubre de 2007

Desorden

Papeles. Tengo tantos papeles alrededor que no concibo ciertos límites. Lo he sacado todo de sus sitios... precisaba volver a ser consciente de que podía poner las cosas en orden. Tengo una carpeta llena de letras de canciones, un sobre con diez mil negativos que no llegué a revelar; medio paquete de tabaco de pipa cerrado y otro completo sin abrir. Tengo un par de direcciones del extranjero, sellos y sobres en perfecta disposición que opté por no usar. Recuerdo haberlo puesto todo donde lo he encontrado para posteriormente descolocarlo. No es complicado. De hecho recuerdo las imágenes de las fotos que no revelé, las canciones que guardé y el orden en el que lo hice, y también qué día fue el último en que limpié y guardé mi pipa con cuidado, cerrando metódicamente el paquete de Borkum Riff para mantenerlo fresco. Siempre me han gustado los sobres apaisados, pienso. Debe ser por la dificultad.

Aún así me paro y leo de nuevo, miro al trasluz y abro para comprobar que el cierre quedó en su lugar. Paso leyendo canciones que conozco tardes; canciones que escribí, incluso. Repaso números de negativo y direcciones postales probablemente anticuadas.

Levanto a veces la vista para ver si anochece. Tengo sobre la mesa un volumen de los sonetos de Dante Gabriel Rossetti; La casa de la vida. Pienso en Rossetti: pintor, poeta, artista. Escribió la mayoría de estos versos para su mujer, Elizabeth Siddal, modelo que ya había inspirado obras fundamentales del prerrafaelismo como la Ofelia de Millais. Pálida, pelirroja y de delicada salud, Elizabeth se suicidó ingiriendo láudano tras concebir a una niña muerta. Dante Gabriel Rossetti depositó en el ataúd, bajo su pelo, rojo y mil veces recreado, sus versos inéditos; los versos que en sus días él escribió tal vez para ella o tal vez no. Los versos surgidos de ese preciso momento.

Los versos que leo en estos días, ahora. Y pienso en Rossetti exhumando versos; versos de sensaciones, minutos, infiernos... y en que se me hará de noche, y en los jodidos órdenes y desordenes de canciones, humo, señas postales y fotografías numeradas.


viernes, 19 de octubre de 2007

Marcapáginas; Mala Suerte

"Un infortunado fue llevado no hace mucho ante nuestros tribunales; en la frente lucía un curioso y singular tatuaje: ¡Mala suerte! Llevaba así sobre sus ojos el marbete de su vida, como un libro su título, y el interrogatorio prueba que ese curioso rótulo era cruelmente verídico. Existen en la historia, destinos análogos, verdaderas maldiciones, hombres que llevan la palabra malaventurado escrita en misteriosos caracteres en los pliegues sinuosos de su frente. El ángel ciego de la expiación se ha adueñado de ellos y les fustiga con toda su fuerza para edificación de los demás. En vano su vida muestra talentos, virtudes, gracia; la sociedad les reserva un anatema especial, acusando en ellos las debilidades que les ha procurado su persecución. (...) ¿Existe por tanto una providencia diabólica que prepara el infortunio desde la cuna, que arroja con premeditación a las naturalezas espirituales y angélicas en medios hostiles, como a los mártires en los circos?"

Fragmento del texto introductorio de la traducción al francés
de Historias Extraordinarias, de Edgar Allan Poe, por Charles Baudelaire en 1856

martes, 16 de octubre de 2007

Cinco canciones (III)

El próximo mes he de acudir a un evento. Hasta ahí casi todo dentro de la normalidad; los viejos amigos van cediendo y se empeñan en hacernos parecer algo más viejos. El asunto es que no hace falta echar mano de calendario para recordar que dicho evento coincide en fecha con un aniversario triste; una herida de las que aún uno se resiente.

El próximo 24 de noviembre hará 16 años que Freddie Mercury murió

Probablemente no ha habido en la historia del Rock and Roll un frontman con más carisma que él, ni nadie que se aferrase con más fuerza a la vida para exprimir de ella todo el jugo que fuese posible. Pongo algunos temas y al llegar a Save Me hago por recordar el video, la última escena; Freddie con la mano extendida intenta retener una paloma que vuela lejos, y estableciendo una analogía no tan fortuíta recuerdo una escena similar protagonizada por Rutger Hauer que, a pesar de haber visto mil veces, sigue poniéndome los pelos de punta. Y pienso que probablemente a Freddie le ocurre lo mismo que a Roy Batty, el replicante de Blade Runner magistralmente interpretado por Hauer: Amaba más la vida de lo que nosotros podemos llegar a concebir. Y probablemente él también había visto y había creado cosas que nosotros no hubiéramos podido imaginar. Y si había una vida para él, sin duda era la que mostraba en el escenario, gigante, como uno de esos colosos míticos de la antigüedad.

Freddie Mercury fue gigante. Cantante, pianista, bailarín compositor... Creador de controversia, capaz -dijo Bowie de él- de tener al público en la palma de su mano; de reflejarse en él. Capaz de sacar de sus manos piezas absolutamente vanguardistas como Bohemian Rhapsody, y marcharse entonando un epitafio espectacular como The Show Must Go On.

Escucho a Brian May en un documental de 1998 acerca de Queen. Habla acerca de las sesiones de grabación de Innuendo, último álbum de estudio de Queen en el que Freddie participó. La enfermedad ya se encontraba en su punto más álgido, y el aspecto y la salud del cantante daban crudas muestras de ello. Recuerda May: "No podía [Freddie] trabajar mucho rato seguido, tal vez una hora... pero bebía una copa, se levantaba apoyándose, olvidando por un momento su dolor y cantaba... Y era increíble... la fuerza que salía del interior de su cuerpo..."

He escogido para esta mañana cualquiera un tema en solitario, uno de los temas que Mercury grabó para el musical de Dave Clark, "Time". In My Defence ya me estremece apenas comienza, y cuando desata su voz en el estribillo me sobrecoge, por la tensión y la fuerza de una voz que canta -I'm just a singer with a song... Pero también me eleva y me entristece como en un movimiento desbocado de hilos de marioneta...





In my defence what is there to say

All the mistakes we made must be faced today

It's not easy now knowing where to start

While the world we love tears itself apart

I'm just a singer with a song

How can I try to right the wrong

For just a singer with a melody

I'm caught in between

With a fading dream


In my defence what is there to say

We destroy the love - it's our way

We never listen enough never face the truth

Then like a passing song

Love is here and then it's gone


I'm just a singer with a song

How can I try to right the wrong

For just a singer with a melody

I'm caught in between

With a fading dream


I'm just a singer with a song

How can I try to right the wrong

I'm just a singer with a melody

I'm caught in between with a fading dream

Caught in between with a fading dream

Caught in between with a fading dream


Oh what on earth

Oh what on earth

How do I try

Do we live or die

Oh help me God

Please help me

domingo, 14 de octubre de 2007

Marcapáginas. Más Lowry.

Malcolm Lowry











El Cerezo Silvestre


Pusimos un puntal bajo la rama que se doblaba
Suspirando sobre la playa, colocamos cuatro piedras
En un montón sobre él, aunque pensamos que nuestros suspiros
eran los del cerezo, porque éste, como si estuviera
Totalmente compuesto por cicatrices del destino
Se obstinaba en acostarse como un mástil,
Terco como un aplastado botalón recalcitrante
Que ni se deja cortar ni amarrar.
Paso a paso- sin embargo, no era un apostador
De la vida ni del escaso apoyo
Donde dejamos a sus ramas muertas interrogarse
Hasta que su pulso sea renovado al sol, sintiendo
El apasionado odio de ese árbol

Cuyo anhelo era flotar en el mar.

jueves, 11 de octubre de 2007

Lowry

No me concentro. Tengo un día complicado. Paseo y doy vueltas por la mañana de una ciudad que va pulsando los botones de encendido y funcionamiento. Entro en una librería y salgo con un libro de poemas de Malcolm Lowry. Desconocía que escribiese poesía y pienso que todo lo que sé de él es lo que he encontrado en los pasajes escuetos de Bajo el Volcán, uno de esos libros que he ido posponiendo por miedo a que pase demasiado deprisa por mi vida... otra de esas estupideces que uno nunca deja de acometer. Me siento en la Plaza de las Pasiegas. Hay tránsito de periódicos, zapatos y paradas de desayuno.

Lowry es una de las búsquedas más vertiginosas de la autodestrucción que me he cruzado. Es desgarrador queriendo, a toda costa, mirar como cotidiano lo desesperado. Las cantinas, Venus, El Idioma del dolor del hombre... Lowry mira y habla con voz dejada, o tal vez rajada, como un barco cada vez más agrietado que indefectiblemente navega hacia el norte.

Como hombres sentados en plazas que desearíamos ver vacías, para sentirnos más autorizados moralmente a ciertos miedos, más conocidos, menos hondos; Para no plantearnos miedos de palabras comunes, y de hombres y mujeres comprobando el reloj; de perros al sol y repartidores; de te llamo en cinco minutos o simplemente no quiero llamarte, de bibliotecas ya abiertas y deberías estar en otro sitio trabajando o tal vez mirando todos los espejos oblicuos de la ciudad.


Hombres con abrigo azotados por el viento


Nuestras vidas, no lo lamentemos
son como cigarrillos frenéticos
que en días de tormenta
los hombres encienden contra el viento
con hábil mano protectora
y después se encienden tan a fondo
como deudas que no podemos pagar
y se fuman tan deprisa a sí mismos
que uno casi no tiene tiempo de encender
una segunda vida que podría
desarrollarse más blandamente que la primera
y en definitiva no saben a nada
y por lo general se tiran.

viernes, 5 de octubre de 2007

Cinco canciones (II)

Esta entrada va para los Chosen #1

Continuando esas cinco canciones cualquiera de las que hablaba el otro día (ya os dije, ni mejores ni peores; sólo cinco canciones que ofrecer para una mañana cualquiera; ésta, por cierto, despertó agradable, con olores de café...) y para cambiar un poco de tercio me he decidido por unos tipos de los que se puede decir o se ha dicho casi de todo. Las opiniones van desde los que sostienen que todas las canciones de su discografía pueden ser tocadas utilizando tres únicos acordes, a los que opinamos que cambiaron el rumbo de la música del siglo XX dando origen a un nuevo modo de concebir los ritmos, los mensajes... dando un nuevo y efectista golpe de timón a un Rock and Roll sumido en delirios (algunos espectaculares, todo hay que decirlo...) de la psicodelia. Los Ramones imprimieron esa impronta de la urgencia y el Knock Out en su modo de entender la música; la urgencia de un mundo que se iba, igualmente, por la vía rápida a la mierda; la urgencia y el impacto de títulos impagables como Blitzkrieg Bop, Sheena is a Punk Rocker, Pet Semetary, Somebody put something in my drink, o The KKK took my baby away. La biografía de estos tipos da para mil y una anécdota así como para ejemplo claro de esas vidas sólo propias del Rock and Roll. Totalmente recomendable, para todo el que quiera adentrarse en la historia/historias del grupo, el documental titulado End of the Century.

Escojo esta canción y dedico la entrada a mis compañeros Chosen brindando por el recuerdo de trayectos en coche al ritmo de este temazo, sumidos en esa espiral de electricidad y urgencia vitales; de cerveza y horas intempestivas. Dejo aquí unas palabras más reveladoras que cualquier otras que pueda ordenar.

"We were real. We were unique.

we're like four unique individuals.

It's a chemical thing.

It's a strong chemical imbalance.

Opposites attract and all that crap"


Joey Ramone (1951-2001)

20-20-20-4 hours to go
i wanna be sedated
nothing to do, nowhere to go, oh
i wanna be sedated

just get me to the airport, put me on a plane
hurry,hurry,hurry before i go insane
i can't control my fingers, i can't control my brain
oh no, oh no, oh no
20-20-20-4 hours to go
i wanna be sedated

nothing to do, nowhere to go,oh

i wanna be sedated
just put me in a wheelchair, puy me on a plane
hurry hurry hurry before i go insane
i can't control my fingers, i can't control my brain
oh no oh no oh no

20-20-20-4 hours to go
i wanna be sedated
nothing to do, nowhere to go, oh
i wanna be sedated

just put me in a wheelchair, get me to the show
hurry hurry hurry before i go loco
i can't control my fingers, i can't control my toes
oh no oh no oh no

20-20-20-4 hours to go
i wanna be sedated
nothing to do, nowhere to go, oh
i wanna be sedated

just put me in a wheelchair, get me to the show
hurry hurry hurry before i go loco
i can't control my fingers, i can't control my toes
oh no oh no oh no

ba-ba-baba, baba-ba-baba i wanna be sedated...



jueves, 27 de septiembre de 2007

Cinco canciones (I)


“A good compilation tape, like breaking up, is hard to do and takes ages longer than it might seem. You gotta kick off with a killer, to hold the attention. Then you have to take it up a notch, but not blow your wad, so maybe cool it off a notch, and you can't put the same artist twice on the tape, except if some subtle point or lesson or theme involved, and even then not the two of them in a row, and you can't woo somebody with Joni Mitchell's "Big Yellow Taxi" and then bash their head off with something like GBH's "City Baby Attacked by Rats," and... oh, there are a lot of rules. Anyway, I worked hard at this one.”
(D.V. De Vincentis, Steve Pink, John Cusack, & Scott Michael Rosenberg.
Based on the novel “High Fidelity” by Nick Hornby)
-¿Cómo va mi cinta?          
Puede parecer una pregunta sin más pretensiones. Debería serlo, de hecho, pero, maldita sea, si de algo carece, es de inocencia.

Pongámonos en los justos antecedentes. Diremos que la pregunta proviene de alguien a quien respeto; alguien a quien hace casi once años prometí grabar una selección de canciones en una cinta cassette de 60 minutos; digamos algo más: por supuesto, tal cinta no está ni mucho menos terminada. Se responda lo que se responda, uno está perdido; a menos que las especuladísimas obras del metro de Granada lo engullan a uno en ese mismo instante.

He escogido este fragmento de "Alta Fidelidad" (personajes maniáticos haciendo listas: Esos datos, de por sí, ya conllevan irremediables filiaciones personales) en el que el protagonista intenta explicar las dificultades e implicaturas de grabar una selección de canciones. Por supuesto, los conocimientos de Rob son mucho más amplios que los míos, y él sí consigue terminar su cinta en un periodo algo más aceptable que el preciso para celebrar un décimo aniversario. Yo, por mi parte, no puedo por ahora más que ofrecer una pequeña lista; cinco canciones, ni las mejores ni las peores... Cinco buenas canciones para una mañana cualquiera; más a contrapié o más amable...

What A Wonderful World This Could Be, es una de las canciones que recuerdo de siempre. De Sam Cooke, toda palabra de admiración quedaría corta. Probablemente la mejor y mas elegante voz que el soul podrá dar nunca. En 1965 tras vencer a Sonny Liston, Cassius Clay, exclamaba desde el ring:
“Sam Cooke, dejen subir a ese hombre, es el mejor cantante del mundo”.

What A Wonderful World This Could Be tiene toda la belleza de las canciones bien hechas, con sencillez, sin artificios, pero con un sentido del gusto arrollador. Ahí queda pues...
Primera canción para una mañana cualquiera.



Don't know much about history
Don't know much biology
Don't know much about a science book
Don't know much about the French I took
But I do know that I love you
And I know that if you love me too

What a wonderful world this would be

Don't know much about geography
Don't know much trigonomitry

Don't know much about algebra

Don't know what a slide rule is for


But I do know one and one is two

And if this one could be with you

What a wonderful world this would be

Now I don't claim, to be an "A" student
But I'm trying to be

For maybe by being an Astudent, baby

I could win your love for me

Don't know much about history...

viernes, 21 de septiembre de 2007

Epílogo

He encontrado guardada, en los archivos de la noche de los tiempos esta entrada escrita y preparada para iniciar; supongo que debió quedarse olvidada, como el propio blog, por dejadez. Tal vez no es el título más indicado para la primera entrada de un cuaderno; pero no pude dar con ninguno más adecuado que el que cierra la colección de poemas en prosa de mi siempre presente Charles Baudelaire. El Spleen de París, al igual que en Las Flores del Mal recorre desde los más colosales a los más ínfimos recodos de la existencia. Toda la belleza encontrada en donde nadie puede encontrarla; esas son las flores de las que hablará el poeta. Condenado y liberado. Sube a mirar, desde la montaña, la ciudad. La ciudad que conoce, que lo hace ser lo que es; ciudad ilimitada, maldita, eterna, ciudad vampiro y ciudad ideal aparece y se recrea a su mirada.
A la mirada de su cuaderno.

Épilogue

Le coeur content, je suis monté sur la montagne
D’où l’on peut contempler la ville en son ampleur,

Hôpital, lupanars, purgatoire, enfer, bagne,

Où toute énormité fleurit comme une fleur.


Tu sais bien, ô Satan, patron de ma détresse,

Que je n’allais pas là pour répandre un vain pleur ;

Mais comme un vieux paillard d’une vieille maîtresse,

Je voulais m’enivrer de l’énorme catin


Dont le charme infernal me rajeunit sans cesse.

Que tu dormes encor dans les draps du matin,

Lourde, obscure, enrhumée, ou que tu te pavanes

Dans les voiles du soir passementés d’or fin,

Je t’aime, ô capitale infâme ! Courtisanes

Et bandits, tels souvent vous offrez des plaisirs

Que ne comprennent pas les vulgaires profanes.


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A la montaña he subido, dichoso el corazón. / Desde allí, enteramente, puede verse la ciudad: / Purgatorio, lupanares, infierno, hospitales, prisión. /Toda desmesura florece allí como una flor. / Y tú ya sabes, ¡Oh Satán!, dueño de mi aflicción, / Que no subía a derramar lágrimas vacías, / Sino que, como viejo lascivo con su vieja amante, / Así quería embriagarme de la enorme ramera / Cuyo encanto infernal rejuvenece mi vida. / Ya sigas dormida entre las sábanas del amanecer, / Pesada, oscura, resfriada; o ya te engalanes / Con los velos de la noche recamados de oro fino, / Te quiero, ¡Oh infame capital! Vosotras, cortesanas, / Y vosotros, bandidos, a menudo brindáis placeres / Que el vulgo profano no sabe comprender.