lunes, 27 de octubre de 2008

Anagnórisis

A pesar de que Agustín se me haya adelantado en su recién inaugurado blog, no quería dejar pasar la oportunidad de contaros alguna cosilla de las acontecidas en el pasado fin de semana, uséase, en el recién finiquitado Encuentro Anual Chosen One. Ya os he hablado antes de toda esta gentuza entre los cuales me incluyo. Todos gente entrañable. Hasta un servidor, si me apuran.

Como decía, el pasado fin de semana se celebró en la localidad cuasi-fronteriza de Fiñana nuestro encuentro anual, y con el beneplácito de las autoridades competentes concurrimos en una más que agradable casa rural la simpática caterva que constituimos.

Antoñazo proveyó a la expedición de armas suficientes como para asaltar Afganistán, así como de centenares de miles de botes de especias variadas; mientras, Manolo, nuestro flamante becario Chosen, recibió en recompensa a sus actitudes una espada (sí, he dicho una espada; a otros les regalan licuadoras), con la que, dicen las malas lenguas, va nombrando caballero o desafiando a diestro y siniestro a todo el personal de tierra y autoridades aeroportuarias almerienses. El Doctor Pantera, fiel a la tradición, durmió siestas merecedoras de record guinnes o de severos estudios científicos.

Como el hecho de narrar día por día todas nuestras actividades puede resultar un tanto lastimoso para los equilibrios cerebrales del que escribe y de los lectores, hoy sólo hare una pequeña referencia-estudio, de base literaria, y así de paso, saco a pasear el título universitario, que andará cogiendo polvo.

Llamamos, en literatura, anagnórisis, al descubrimiento de la verdadera identidad de un personaje de la obra que, hasta entonces ha permanecido oculta para el resto de los personajes o incluso para el propio personaje en cuestión. Durante nuestro fin de semana hemos podido comprobar episodios de anagnórisis, descubriendo en nuestros compañeros y en nosotros mismos, identidades ocultas que nadie sospechaba saldrían a la luz y que han provocado trastornos emocionales de tremenda magnitud. Pero ilustremos los hechos.

Ejercicios de anagnórisis Chosen 2008:

- Se revela la verdadera identidad de Dickysan como el personaje principal de la serie de televisión Me llamo Earl.



- Se revela la verdadera identidad de Agustín (a pesar de haber intentado engañarnos con un infructuoso afeitado de bigote) como uno de los componentes de los Village People.




- Se revela la verdadera identidad de Raúl como Cálico Electrónico.


Pues sí, pequeños y pequeñas, todas estas revelaciones que echan al traste o dan un giro de lo más inesperado a la trama, es lo que conocemos como anagnórisis. Apuesto a que ningún autor clásico concibió ninguna tan catastrófica.

En fin, en el siguiente post, si todavía os queda cerebro indemne, os daré algunos datos más concretos de nuestro periplo fiñanero.

Buenas noches

martes, 21 de octubre de 2008

Más pasos de baile

Esta entrada es para Be, que hará el papel de Debbie Reynolds;
A mi me toca el de Donald O'Connor, por lo payaso, no por el talento.

Una vez intenté aprender a bailar. La magnitud de las carcajadas que provoca el recuerdo de este episodio entre mis conocidos sólo es comparable al nivel de desesperación al que fui capaz de someter a mi sufrida tutora de bailes de salón de la universidad. Las últimas estimaciones médicas señalan que también Be, tras todos estos años, continúa arrastrando secuelas derivadas en parte de los pisotones, en parte de la vergüenza. Mirándolo desde el punto de vista de la autojustificación, se puede decir que por lo menos, ofrecí algunos momentos de música interesantes para que otros los bailaran.

En la última entrada que dejé, os hablaba del perfecto remedio de males que una reposición de Cantando bajo la lluvia supone para algunos de los males que nos andan liando las tardes, mañanas y noches. Recuerdo que una noche -¿o era una mañana?- junto a algunos compañeros y compañeras de título, imbuidos todos por los efluvios cerveceros granaínos, nos juramos y perjuramos llevar a cabo ciertos pasos de baile del susodicho film. Ni que decir tiene que algún hado obró en favor de todos evitando que llevásemos a cabo tal proyecto, además de lesiones irreparables.

Así que esta entrada también es para aquella compañía de correrías literarias y cinematográficas, y para los montones de gente a los que veo bailar muriéndome de envidia mientras yo, adoptando pose de "los tipos duros no bailan", no dejo de marcar el ritmo con las suelas.

Pues eso. Disfrutad de los pasos.

¡Ah! Y buenos días.


jueves, 2 de octubre de 2008

Cinco salvavidas para un verano

Por fin tiramos los últimos restos de verano a la papelera y enfilamos tramos más amables. Vale; sí. Hay veranos espectaculares. Para qué vamos a negarlo; veranos juveniles cuya esencia fundamental es el saber que nunca han de volver a ser. Así de claro.

No sé si lo recuerdas. Hay una escena de Lost in translation, en la que uno de los dos protagonistas comenta:

-No volvamos nunca jamás a este lugar, porque nunca volverá a ser tan divertido.

¿Dónde no deberíais volver nunca? (pregunta para mis tres lectores)


Recuerdo algún verano perdido, perdido también en la traducción, en el intento de recrearlo. No se trata de ninguna novedad. Todos sabemos en qué consiste. Lo que sí es del todo cierto es que ni mucho menos es mi época del año preferida. Los calores granaínos no gozan de mi favor o admiración, por lo que suelo acabar refugiándome en recónditos lugares, lejanos a las playas de telediario, abrazado a salvavidas muy poco ortodoxos, pero tremendamente eficaces, a la hora de hacernos llegar a salvo al puerto tranquilo del otoño y sus mantas, tras el naufragio de otros días.

Cinco salvavidas para un verano.
(Al tratarse de salvavidas factibles, al menos por el momento, ha sido omitida una velada con Julianne Moore.)


- Apenas cuarenta minutos en el cuadro imposible de Muxía.
- El "Volume One" de She and Him.
- La A.K. Damm nocturna. Los quintos diurnos y paisanos.
- El olor de ciudad desierta dispuesta a un reencuentro extraño con viejos amigos o enemigos.
- Una reposición a tiempo de Cantando bajo la lluvia.


También se admiten otras aportaciones. Más trabajo para el trío lector.

Y un temita de regalo por las tardanzas y las broncas.